Está claro que, al igual que River, el equipo de La Plata comienza a perder la categoría dado los pésimos manejos dirigenciales de los últimos años. No es casualidad que el Lobo haya disputado la Promoción en las últimas tres temporadas en las que transitó por la Primera División con múltiples cambios de técnicos y planteles, siempre pensando en el día a día y nunca apostando a proyectos a largo plazo. Los trastornos económicos, denominador común en los clubes que descendieron esta temporada (River, Huracán, Gimnasia y, en menor medida, Quilmes), son la principal causa de este desenlace que si no se dio antes fue por milagros de último minuto o goles con aroma a café.
Aunque sea doloroso, probablemente dejar su lugar en la A, sea el comienzo de la solución para Gimnasia. El Lobo hubiese arrancado la temporada 2011/2012 de Primera con 70 puntos, a 12 de Tigre y a 28 de Racing, clubes que dividen por la misma cantidad de partidos, por lo que hubiese estado muy pendiente de lo que hicieran los recién ascendidos. Todo esto enmarcado en un cuadro de situación grave aún, pese al cambio de nombres, en la parte dirigencial, con mucho por ordenar y con la soga al cuello en materia de números. Tal vez la B Nacional le de mayor aire para afrontar complicaciones deportivas o de otra índole.
Lo más lamentable de este desenlace fue un final así para la extensa carrera de Guillermo Barros Schelotto. Nada va empañar toda la inmensa trayectoria del ex Boca pero su amor con la camiseta tripera, sus ganas de ponerse el equipo al hombro cuando él no lo necesitaba, cuando podría haberse quedado cómodo en su casa o aún jugando en otra parte del mundo, merecían otro epílogo. Es más que obvio que el Mellizo no merecía descender.
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