Atlético Tucumán fue un justo ganador. Los de Llop aprovecharon al máximo los horrores defensivos de River, tuvieron criterio para manejar la pelota, marcaron pegajosamente a los jugadores de mayor jerarquía del rival y disputaron el partido como si fuera una verdadera final: con uñas y dientes. Sacando los primeros minutos del encuentro, el local se sintió incómodo y casi nunca supo contrarrestar la buena propuesta de la visita.
La semana pasada los cambios de Almeyda en la formación inicial habían surtido efecto. Pero estaba vez el Pelado no estuvo fino en sus decisiones. Por empezar dispuso el regreso de Román justo en el Monumental a sabiendas que el mínimo error del paraguayo podría refrescar en la gente aquel partido contra Belgrano en Córdoba. Sí acertó en sacarlo para que la ira de los hinchas no fuera en aumento. Pero luego, a la hora de las otras variantes, privilegió a Affranchino y Bou por sobre Martín Aguirre, jugador que está inexplicablemente afuera del once titular. Encima el primero ingresó por Ocampos (Sánchez estaba mucho más errático) y el segundo por Abecasis, un lateral con mucha mayor proyección ofensiva que Juan Manuel Díaz, quinen siguió en cancha.
El rendimiento dispar de River a lo largo del torneo ya preocupa. El primer lugar en las posiciones (puede ser el segundo si hoy gana Instituto) no debe confundir. Más allá de muy buenas producciones, el andar del Millonario ha sido irregular. La defensa nunca dio seguridad y las buenas labores ofensivas parecen fruto de momentos de inspiración más que de un funcionamiento aceitado. Lo positivo es que los de Almeyda tienen tiempo para conseguir un rendimiento acorde y hasta para volver a equivocarse. Mucho dependerá del DT para que florezca más lo primero que lo segundo...
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