El equipo de Almeyda tuvo su presentación más floja en lo que va del campeonato. Se lo vio incómodo en el primer tiempo ante un Quilmes que no les dio libertad a Carlos Sánchez y Ocampos para moverse por las bandas. Eso, sumado a un flojísimo nivel de Nicolás Domingo, le dificultó encontrarse con la pelota y tanto el Chori Domínguez como Cavenaghi debieron retroceder en demasía para participar del juego.
Quilmes dominó las acciones en esa primera mitad pero no fue constante a la hora de atacar y pareció conformarse con tener a River lejos de su arco. Así y todo tuvo las ocasiones más claras de la etapa. Sin embargo, la jerarquía individual del Millonario hizo mella y el resultado tuvo un vuelco impensado por entonces. Martín Aguirre, el más claro de los de Almeyda, habilitó en gran forma a Cavenaghi que con absoluta soledad tuvo tiempo para pensar y cruzar un remate inatajable para Trípodi. Ventaja inmerecida con la que terminaría el primer tiempo.
En el segundo tiempo Quilmes monopolizó la pelota en el arranque pero fue mermando su dominio con el correr de los minutos y, pese a alguna que otra situación de riesgo, fue impreciso y desordenado. River tuvo más presencia en el mediocampo, sobre todo tras el ingreso de Ledesma (tercer debut en el club) por Domingo y el Chori Domínguez comenzó a ser el eje de algunas aproximaciones que podrían haber definido el partido.
Cuando parecía que la historia estaba definida, apareció la cabeza de Telechea en el primer minuto de descuento tras un tiro de esquina y Quilmes consiguió la igualdad, merecida por la actuación del primer tiempo y por los intentos del segundo. River no fue el de los partidos antecesores y tuvo su primer escollo fuerte de la temporada. Así y todo estuvo cerca de ganar lo que demuestra que, por ahora, el funcionamiento no debe preocupar al extremo.
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