Los de Almeyda no hicieron pie en el arranque del partido. Huracán lo presionó, no le dejó espacios para moverse con facilidad y aprovechó un error de Ferrero para ponerse tempranamente arriba en el marcador (8'). Sin embargo el club de Nuñez no le dio tiempo al Globo para manejar la ventaja. Enseguida pudo salir del asedio, tomó el control del mediocampo y empezó a ser gravitante cerca del área de Monzón.
Con Aguirre intratable e incansable (autor de los dos goles, recuperador, asistidor; completo), Carlos Sánchez veloz y voraz por la derecha y Andrés Ríos pivoteando y generando espacios para sus compañeros; todo River fue un máquina para atacar, a la que le faltó la eficacia que tuvo ante Atlanta para sacar más diferencia en el primer tiempo y no sufrir hasta el final para quedarse con una justa victoria.
En la segunda mitad el encuentro fue más parejo y bajó en intensidad tras una primera parte que había sido a puro vértigo. Huracán intentó pero no tuvo muchas variantes y si en algún momento coqueteó con la igualdad fue por la impericia de River para definir y por las dudas defensivas del Millonario, en lo que fue su punto más frágil en todos los partidos de la B Nacional.
Con mucho camino por recorrer, River aventaja por un punto a Instituto, escolta y próximo rival en Córdoba. Está claro que de mitad de cancha para adelante, los de Almeyda pueden cambiar el destino de un partido en cuestión de segundos. Pero también es cierto que sus deficiencias defensivas pueden hacer lo mismo para beneplácito del contrincante de turno. Si el Millonario aunque sea maquilla esas fallas, su tránsito en la B será más placentero de lo previsto.
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