Los jugadores y el cuerpo técnico de Tigre sufrieron amenazas y fueron golpeados cuando se dirigían rumbo al vestuario en el entretiempo. Por eso el entrenador Néstor Gorosito salió del túnel y avisó a los medios de lo sucedido. "Sacaron revólveres. Así no salimos a jugar" expresó. El Matador recibió hostilidad desde el martes cuando los directivos locales no lo dejaron reconocer el terreno del Morumbí.
Tigre no salió a jugar tal cual había amenazado y Osses, el juez del encuentro, no decidió suspenderlo por falta de garantías para el plantel argentino sino terminarlo por no presentarse a jugar. Por eso la Copa Sudamericana quedó en poder de San Pablo. Habrá que ver qué presentación realiza el Matador y qué papel jugará la AFA teniendo en cuenta que no es la primera vez que un club argentino tiene problemas en Brasil. Lo que seguro deberá cambiar es la labor de la Confederación Sudamericana, organizador en los escritorios pero simple espectador de lo sucedido anoche dejando todo en manos de los locales...
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