El encuentro válido por la 30º fecha de la B Nacional tenía características de final y River lo jugó como tal. Se recuperó de un comienzo con dudas, apretó los dientes para no dejarle plasmar su juego a uno de los mejores (tal vez el mejor) equipo de la categoría e impuso su fútbol que, sin ser brillante, fue mucho más que bueno para llegar así, merecidamente, al camino de la victoria.
El equipo cordobés es un elenco que juega ofensivamente en todos lados. Y eso trató de hacer en la tarde-noche de ayer en el Monumental. Desde el inicio intentó poner muchos hombres en campo rival, incluso a sus defensores. Pero River le fue lentamente cortando los circuitos de juego apelando a una receta que muchas veces sufrió en carne propia a lo largo del torneo: la presión. Los atacantes del Millonario fueron los primeros marcadores ahogando a sus adversarios incluso en las salidas de meta. Así los de Franco se sintieron incómodos y los de Almeyda empezaron a ganar terreno.
Con paciencia River comenzó a hacerse amo y señor del trámite. Con Cirigliano marcando y jugando, con Sánchez por derecha y, principalmente, el Maestrico González por izquierda superando a sus rivales y con Domínguez, Cavenaghi y Trezeguet muy activos, como para llenar de preocupación a una defensa visitante que sintió la movilidad de los hombres de ataque riverplatenses y nunca se mostró segura.
River dominó y esta vez esa superioridad se tradujo en situaciones de gol. Sin embargo la merecida ventaja tuvo que esperar hasta los 11' del segundo tiempo cuando Trezeguet aprovechó un rebote del arquero Chiarini tras un disparo de Cavenaghi y de manera defectuosa mandó la pelota al fondo de la red. Alivio y justicia. A partir de allí el desarrollo del encuentro no varió demasiado. River fue más ante un Instituto que se quedó con 10 por la expulsión de Damiani y que sólo inquietó a través de la pelota detenida.
El triunfo acallará críticas al menos por ahora. El Millonario demostró y se demostró que puede jugar bien incluso ante los rivales más poderosos. Almeyda planteó un partido casi perfecto, sin temor al que dirían si perdía por apostar a lo que mayormente fue una línea de tres defensores y demostrando también él que es un buen guía para este presente. En definitiva, River eludió dudas, temores e impuso su juego y su chapa en un partido decisivo. Por eso, fue un día en el que River volvió a ser River.
1 comentario:
Que grande es trezeguet
Publicar un comentario