B NACIONAL: ATLANTA 1 RIVER 0

Exhibiendo un muy pobre nivel y con absoluta justicia, River cayó ayer por 1-0 ante Atlanta por la 28º fecha de la B Nacional y encendió la alarma de propios y extraños, quienes ya no ven como una utopía la chance de que el club de Nuñez milite un año más en la segunda categoría del fútbol argentino.

River jugó su peor partido del campeonato. En ningún momento manejó el trámite pese a monopolizar la pelota en un buen tramo del primer tiempo y nunca tuvo reacción ante la adversidad. Atlanta se fue soltando con el correr de los minutos, marcó bien a los hombres desequilibrantes del rival, tuvo carácter en la disputa de cada pelota y nunca le tembló el pulso a medida que pasaban los minutos y veía más cercana la chance de hacer historia.


A diferencia de otros rendimientos a lo largo del torneo y, principalmente, en este 2012 donde nunca jugó bien, las individualidades de River no afloraron. El Chori Domínguez regaló pelotas a los adversarios de una manera increíble, Cavenaghi no hizo nada bien (también perdió muchos balones, además de algunas ocasiones y la chance clara del empate con un penal que mandó a las nubes) y Trezeguet cayó en la mediocridad generalizada de la que preocupa el flojo nivel de Ocampos y Sánchez, dos de los baluartes del equipo de Almeyda en las buenas actuaciones que tuvo en la competencia. 

Fernando Lorefice quedará en la historia como el hombre que desató la tormenta en Nuñez al marcar el gol de un partido que también será recordado porque Daniel Vega, arquero de River, evitó una goleada y porque Juan Manuel Díaz, siempre tan cuestionado, fue el único jugador de campo que se salvó de los reproches y hasta se ganó algunos aplausos. La expulsión de Ramiro Funes Mori sobre el final del primer tiempo no salvan a River de la catastrófica actuación ni le quitan méritos a Atlanta, justo ganador con un buen planteo de su técnico Carlos Roldán.      


Posiblemente este golpe le venga bien a River. Almeyda deberá replantearse de una vez si el esquema (4-3-1-2) es el adecuado para los jugadores con los que cuenta y cuáles son los mejores actores para llevar a cabo cualquier sistema. Claro que también esta paliza (no en el resultado, sí en rendimiento) puede generar dudas, temores y los futbolistas sientan de aquí en adelante, más que nunca, la presión de tener qué hacer ascender a River. Del técnico dependerá levantar a un grupo que todavía está a tiempo de escribir historia de la buena.  

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