¿Qué pasaría hoy, con la proliferación de medios, blogs, redes sociales, etc., si quien se consagró goleador de un torneo con la camiseta de River jugara al siguiente con la de Boca?. Sin duda mucho más revuelo del que se armó cuando Rubén Fernando Da Silva dejó el Millonario para cruzarse de vereda. El Polillita, con 25 años, había convertido 13 tantos en 18 partidos del Clausura 93 y sumaba los nada despreciables 39 goles y 111 partidos entre locales e internacionales en dos etapas (89/91 y 92/93) en Nuñez. Sin embargo su condición de futbolista a préstamo con el pase en su poder hizo que Paco Casal, su representante, arreglara la transferencia al xeneize. En esta nota de la revista El Gráfico en su edición nº 3854 del 17 de agosto de 1993 (click en las imágenes para ampliar, hay otras perlitas), Da Silva, refiriéndose a él mismo en tercera persona en varias respuestas, hablaba de su pasado reciente y no dudaba en afirmar que le gritaría un gol a su ex equipo: “¿Por qué no? Soy un profesional”. Y lo demostró en un torneo de verano y en el 4-2 con el que Boca ganó en el Monumental por el Clausura 95.
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