No para de sufrir. Cuando parece que tiene todo encaminado para pegar el salto y acercarse al ansiado ascenso, trastabilla y cae, porque ayer River empató pero perdió. El 2-2 ante Guillermo Brown de Puerto Madryn por la 34º fecha de la B Nacional huele a derrota ya que la igualdad de la visita llegó en el descuento y significó cederle la punta en exclusividad a Rosario Central, próximo rival.
River anoche hizo cuatro goles: los dos propios y los dos ajenos. La calidad de Cavenaghi para patear el tiro libre que significó la igualdad y el del Keko Villalva, pequeño crack que marcó...de cabeza, para festejar el 2-1 parcial. Los de Bottino y Zanni, abastecidos en gran parte por los horrores defensivos del club de Nuñez, para padecer el empate-derrota. ¿Puede un equipo ser tan bipolar?. River confirma que sí. Un conjunto que no brilla pero maneja bien la parte ofensiva y otro que tiene errores conceptuales tremendos a la hora de proteger su valla.
Está más que claro que a River no le sobra nada. Que si está peleando el ascenso es por su poder de fuego en ataque (el conjunto más goleador con 62 tantos, 16 más que el líder), que paradójicamente, como anoche, no le alcanzó muchas veces para cerrar partidos, y que si no despegó del resto es en buena parte por su fragilidad defensiva, no tan traducida en números (26 goles en contra) por ineficacia o poca ambición de los rivales de turno. Anoche mereció ganar, pero arrancó torcido, se le hizo cuesta arriba cambiar el rumbo y cuando lo logró, estaba desarmado tácticamente como para proteger su arco (terminó en cancha con 5 delanteros: Trezeguet, Cavenaghi, Chori Domínguez, Villalva y Funes Mori).
¿Puede River salir adelante?. Ya lo hizo en sus varios vaivenes del torneo pero los tiempos se acortan y, como se preveía más allá de este resultado, jugará en Rosario una finalísima que en caso de victoria no determinaría lo mismo que un empate o derrota. Es decir: el triunfo no asegura nada pero dependería de sí mismo en las tres fechas finales mientras que otro resultado sonaría a golpe de nocaut y posiblemente haga que su suerte esté echada al andar de Instituto y Quilmes.
Almeyda tendrá arduo trabajo en la semana. Deberá recomponer anímicamente a sus dirigidos tras este mazazo y ponerle en la mente el chip de lo que está en juego, algo que ya hizo satisfactoriamente antes de Instituto. Pero principalmente deberá resolver que esquema será el más útil y quienes los mejores intérpretes, tal vez la cuenta pendiente del Pelado: en gran parte de las 34 fechas no consiguió que se sepa cómo y a qué se juega y por qué entran varios a los que parece quedarle grandes hasta el banco de suplentes.
1 comentario:
Por dios que amargas que son las gallinas! ALIENTEN EN VEZ DE TIRARLE COSAS A LOS JUGADORES!!!!
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