El elenco dirigido por Matías Almeyda volvió a toparse con otro rival que le cierra los caminos de ataque, superpoblando la zona defensiva y dejando librado al azar su afán ofensivo. River intentó, tuvo la pelota pero como tantas otras veces ante encuentros de similares características, fue débil en los metros finales. La pelota parada fue su principal argumento para llevar peligro al arco defendido por Cavalotti y sólo una vez un delantero quedó en posición clara para definir pero Cavenaghi falló con todo a su merced.
La paridad en la primera etapa hacía mella en un público que se volvía impaciente. Pero River, pese a sus falencias para generar juego, al menos no se desesperó al compás de su hinchada y esa terminó siendo su principal virtud para quedarse con los tres puntos. La salida de Cavenaghi por una contractura en el amanecer del segundo tiempo funcionó al fin y al cabo como solución. Por el Torito ingresó el Chori Domínguez que jugó donde mejor sabe hacerlo (como delantero por las bandas) y fue el artífice del centro que Trezeguet cabeceó al aliviador gol de la victoria.
Otra vez River no pudo definirlo y culminó sufriendo aunque, a diferencia del cotejo ante Aldosivi, el final regaló una sonrisa. Quedan seis partidos en los que el club de Nuñez intentará "ganar como sea" tal como afirmaron técnico y futbolistas. Claro que nunca es tarde para repetir fórmulas que dieron resultado, excluir a jugadores de bajo nivel y darle más minutos a quienes desde el banco de suplentes supieron dar soluciones alguna vez. Tal vez así River no padezca el tramo final. Sería mucho más relajante que "ganar como sea".
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