Pronosticar un encuentro distinto al que se dio en el Monumental hubiese sido impensado. Pocos habrán dicho algo diferente en la previa de River -Lanús. Un equipo que sería un manojo de nervios, con la oreja pegada a la transmisión de Quilmes-Olimpo y otro que, con el deber cumplido y siendo uno de los mejores conjuntos del campeonato, tenía poco que perder y mucho (como sucedió) para quedar en la historia. Así fue el primer tiempo y el Granate se fue al descanso con la ventaja.
River se encontró con el empate cuando nació la segunda mitad. Sin embargo no pudo darlo vuelta aunque estuvo cerca. No generó decenas de situaciones de gol pero tuvo un par. Monopolizó la pelota y pese a que no fue demasiado prolijo tampoco se desesperó. Es decir que no hizo tan mal los deberes pero padeció esa escasez de gol que lo persiguió durante todo el Clausura. Lanús aprovechó el nerviosismo Millonario del final y decretó la victoria con el 2-1, el mismo resultado con el que alguna vez amargó a un Boca que peleaba por el tricampeonato.
Olimpo ganó con su arquero suplente como figura y River quedó condenado a la Promoción. El andar del equipo de JJ López más el casi nulo guiño de la suerte necesaria para estos momentos, lo ponen más cerca del infierno que del cielo. Enfrente estará Belgrano, un poderoso del interior, con preparación de antemano para esta reválida y con una inmensa posibilidad de mandar al descenso al club más campeón de la era profesional. Si lo de hoy es histórico, prepárense, puede haber otro capítulo más importante en el libro del fútbol argentino...
*Cellay le dio vida a Huracán (y alivio a Mohamed) que jugará un desempate con Gimnasia para ver quien desciende y quien juega la Promoción.
*Tigre, por la derrota de River
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