Parece que los rivales encontraron la vuelta de cómo complicar a River. Es cierto que a la vista del resultado a Merlo no le alcanzó, pero también es verdad que el mismo es exagerado. Los de Ferraresi estuvieron mucho más cerca de lo que el 3-0 representa. Primero porque presionaron la salida de River, haciendo sentir incómodos a Ponzio y Domínguez, jugadores desde donde nacen los avances de los de Nunez. Y después porque cuando se animaron en ofensiva, generaron las clásicas zozobras de una defensa que no da muchas garantías.
Lo mejor de River fue la paciencia ante el juego de Merlo. Nunca se desesperó pese a que no era claro y su dominio en la primera etapa era leve. Recién a los 39' fue cuando Trezeguet (un jugador que sigue siendo notable más allá de su edad) abrió el camino con un doble cabezazo: el primero dio en el travesaño y el franco argentino acertó por la misma vía en el rebote.
Con la ventaja conseguida el segundo tiempo fue otra historia. Pese a que Maxi Estévez desperdició el empate a los 7' cuando cabeceó afuera sin marca a pocos metros del arco, River encontró más espacios y casi no sufrió avances rivales. Igual no brilló y recién dio muestras de su supremacía tras el 2-0 conseguido por Cavenaghi, luego de un milimétrico pase del Chori Domínguez, quien había sido asistido de primera por Trezeguet.
Cavenaghi (goleador del torneo con 17 tantos) marcó el 3-0 y selló otra trabajosa victoria de River. Está claro que la jerarquía de sus hombres marca la diferencia cuando las cosas no salen pero Almeyda es consiente de que su elenco no marcha por el camino correcto. El tiempo, y los adversarios de mayor fuste, dirán si a los de la banda roja les alcanza para el ansiado retorno a Primera.
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