El primer tiempo navegó mayormente por la vulgaridad. River tuvo la pelota pero le faltaron ideas para vulnerar la eficiente defensa de Quilmes, que controló bien a los hombres más importantes del Millonario y propuso poco espacio entre sus líneas como para no ofrecerle al local comodidad en los movimientos ofensivos. Claro que esta propuesta de Caruso Lombardi le negó a su equipo las posibilidades de ataque. De esta manera quedó claro desde el vamos lo que la visita iba a buscar. Esta etapa le dejó también a los de Nuñez la grave lesión de Arano
La segunda mitad cambió considerablemente. River encontró los huecos que le eran ajenos y Quilmes no pudo ejercer la misma presión debido al desgaste físico de la primera parte. Los de Almeyda tuvieron oportunidades claras como para desnivelar pero fallaron en la estocada final. El Cervecero contó también con algunas posibilidades aunque sin demasiado riesgo y generadas más que nada por el espacio que dejaba River por buscar la victoria que por su propio anhelo.
El espectáculo se hizo vibrante y tuvo algunos condimentos propios de un partido "caliente" como los insultos entre Caruso Lombardi y el Chori Domínguez tras un penal sobre el hombre de River no sancionado por el árbitro Pablo Lunati.
El empate le sentó mejor a Quilmes. Su propuesta (4-4-1-1) muy disímil a lo que venía haciendo en los últimos partidos evidenció cual era su negocio. River regaló un tiempo pero pudo y mereció ganarlo en la segunda mitad en donde falló en los últimos metros. El Millonario dejó escapar una buena chance de intentar distanciarse de otro de los candidatos presagiando, tal vez, que el camino por volver a Primera será duro hasta el último suspiro.
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