VERANO 2013: RIVER 2 BOCA 1

River confirmó anoche en Córdoba que fue el dueño del verano Superclásico. El Millonario venció 2-1 a Boca con goles de Mora y Trezeguet (Erviti había abierto la cuenta para el xeneize) y quedó con un saldo de dos triunfos a uno (por penales) en los enfrentamientos entre ambos en la temporada estival, siendo superior también en el juego en el balance general.

El tempranero gol de Erviti a los 4' de juego le dio mayor protagonismo a Boca ante la sorpresa de River. Sin ser drásticamente superior, los de Bianchi tuvieron la pelota y evidenciaron ciertas falencias en la defensa de tres hombres del equipo de Ramón Díaz. Sin embargo no tradujo esa supremacía en situaciones y los de Nuñez, con menor caudal de juego que en encuentros anteriores se las ingeniaron para empezar a complicar a la tampoco nada confiable última línea rival.

A los 27' una gran jugada de Carlos Sánchez de derecha a izquierda culminó con una asistencia para Ariel rojas quien prolongó para que Mora le marcara su cuarto tanto a Boca en cuatro partidos. Desde ahí River creció, dominó y contó con ocasiones para aumentar. Pero fue Boca a través de Erviti el que contó con la chance más clara, un mano a mano que el marplatense desperdició de manera increíble.

En el segundo tiempo la paridad fue una constante. Boca por momentos pareció mejor plantado pero River, como toda la noche, siguió lastimando por el sector derecho, donde Carlos Sánchez se movió a su antojo. Dentro de ese contexto, a los 32', apareció Trezeguet que hasta ese momento sólo había mostrado una envidiable calidad para cambiar el rumbo de la pelota con criterio para sus compañeros y había malogrado una oportunidad en el primer tiempo, más propia de Funes Mori que de su currículum.

Sin sobresaltos para River, el encuentro se encaminó a su fin y el triunfo se vio levemente empañado por la expulsión de Vangioni. Ramón Díaz fue más que Bianchi en los tres superclásicos, no sólo desde lo estadístico sino desde el planeamiento. El Virrey se dedicó a pelear con los árbitros mientras que el Pelado, con errores maquillados y deficiencias incluidas, intentó enarbolar siempre, fiel a su estilo, la bandera del juego ofensivo.