En el comienzo de la segunda etapa River fue el que tuvo knockout a un desconcertado Boca pero una falta de Ferrari, de olvidable tarea y que derivó en su expulsión, a Palacio en el área y que Martín Palermo convirtió, le devolvió el alma a los orientados por Carlos Ischia. A partir de ahí el juego cobró mayor intensidad. River lo tuvo para definir y Boca generó alguna chance como para empatar. Las expulsiones de Ponzio y Cabral sobre el epílogo, le pusieron mayor dramatismo, por si hiciera falta, a un emocionante partido. Pero a Boca no le alcanzó. El oportunismo de River ya había hecho lo suyo en la primera mitad y si bien perdió un par de chances increíbles en el segundo tiempo, fue suficiente. El saldo de los clásicos veraniegos fue 1-1 aunque fue River el que se alzó con un trofeo. Poco importará esto a partir del próximo domingo. Allí es cuando arranca la hora de la verdad. Ya habrá poco margen para las pruebas tácticas y de nombres. Será el tiempo de jugar por lo que verdaderamente importa.
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AHORA RIVER
El segundo fue para River. En un superclásico vibrante como pocas veces en los últimos años, los de Simeone se repusieron de un trámite adverso en el marcador y en el juego y vencieron 3-2 a Boca en Mendoza. Un mediocampo millonario despoblado, con la sola presencia de Ahumada y Abelairas, le permitió al xeneixe hacerse amo y señor en el arranque del partido. Todos los volantes, en especial Dátolo por la izquierda, tenían libertad para manejar el balón y así generar riesgo en el arco defendido por Carrizo. River se encontraba perdido y tras el 1-0 de Paletta parecía condenado a otra derrota. Sin embargo en el fútbol todo puede cambiar y con la aparición del desequilibrante Alexis Sánchez, la figura del partido, se encontró con la igualdad a través de Falcao tras magnifica habilitación del idolatrado chileno. Boca parecía ser igual más peligroso pero esta vez el oportunismo de Abreu, en una jugada donde dudó el paraguayo Julio Cesar Cáceres, tal vez, el peor jugador del clásico, puso el 2-1. River tomó confianza, mostró así su mejor versión y generó el tercero gracias a un inexistente penal de Alvaro González, expulsado por esta acción, al chileno Sánchez, que se metió en el área tras eludir a cuanto rival se le cruzara en el camino. Ortega cambió por gol y los del Cholo se fueron al descanso con una ventaja impensada en el arranque.
En el comienzo de la segunda etapa River fue el que tuvo knockout a un desconcertado Boca pero una falta de Ferrari, de olvidable tarea y que derivó en su expulsión, a Palacio en el área y que Martín Palermo convirtió, le devolvió el alma a los orientados por Carlos Ischia. A partir de ahí el juego cobró mayor intensidad. River lo tuvo para definir y Boca generó alguna chance como para empatar. Las expulsiones de Ponzio y Cabral sobre el epílogo, le pusieron mayor dramatismo, por si hiciera falta, a un emocionante partido. Pero a Boca no le alcanzó. El oportunismo de River ya había hecho lo suyo en la primera mitad y si bien perdió un par de chances increíbles en el segundo tiempo, fue suficiente. El saldo de los clásicos veraniegos fue 1-1 aunque fue River el que se alzó con un trofeo. Poco importará esto a partir del próximo domingo. Allí es cuando arranca la hora de la verdad. Ya habrá poco margen para las pruebas tácticas y de nombres. Será el tiempo de jugar por lo que verdaderamente importa.
En el comienzo de la segunda etapa River fue el que tuvo knockout a un desconcertado Boca pero una falta de Ferrari, de olvidable tarea y que derivó en su expulsión, a Palacio en el área y que Martín Palermo convirtió, le devolvió el alma a los orientados por Carlos Ischia. A partir de ahí el juego cobró mayor intensidad. River lo tuvo para definir y Boca generó alguna chance como para empatar. Las expulsiones de Ponzio y Cabral sobre el epílogo, le pusieron mayor dramatismo, por si hiciera falta, a un emocionante partido. Pero a Boca no le alcanzó. El oportunismo de River ya había hecho lo suyo en la primera mitad y si bien perdió un par de chances increíbles en el segundo tiempo, fue suficiente. El saldo de los clásicos veraniegos fue 1-1 aunque fue River el que se alzó con un trofeo. Poco importará esto a partir del próximo domingo. Allí es cuando arranca la hora de la verdad. Ya habrá poco margen para las pruebas tácticas y de nombres. Será el tiempo de jugar por lo que verdaderamente importa.
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4 comentarios:
Lo mejor del Superclásico fue q fue un partido emocionante, con mucho vertigo y jugado a una gran velocidad.
Que partidazo, sobre todo para los imparciales, porque como hincha del millo lo sufri bastante. Con respecto a la mitad de cancha, si va a jugar con doble cinco prefiero a Ponzio para acompañar a Ahumada, tiene mucho mas mas marca que Abelairas, sino ese medio campo queda sin corte.
Ahora empieza lo importante.
Saludos y pasa por mi blog!
Ojalá que esto sea repetido en el torneo por todos los equipos!
La realidad que vive River desde hace 2 años te hace valorar cada cosa que ganes. Por eso sirvió tanto el clásico en Mendoza y el pentagonal.
Abrazo!!
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