VÉLEZ CAMPEÓN

El título fue para Vélez. El 1-0 final es una síntesis de la exigua diferencia que hubo entre un equipo y otro a lo largo del campeonato. El campeón se mostró como un elenco más sólido en las 19 fechas, díficil de vulnerar, no tan lujososo pero sí efectivo y capaz de sobreponerse ante las adversidades más complejas (ganarle 4-2 a Colón en Santa Fe tras ir perdiendo 2-0, empatarle a Racing tras ir en deventaja por la misma diferencia, errar un penal en esta definición frente a Huracán y a partir de allí crecer en juego y actitud). Nadie puede objetarle la legitimidad de esta conquista a pesar de que quede el gusto amargo en la definición de la misma: a Huracán no le dieron por válido un gol legítimo por una posición adelantada inexistente y hay falta de Larrivey al arquero Monzón antes de que Maxi Moralez la empuje a la gloria.
¿Y que se puede decir de Huracán?. No hay más que pararse y aplaudir. Con un fútbol vistoso, basado en la posesión de la pelota, siendo el conjunto más ofensivo del Clausura, peleó palmo a palmo, con jugadores jóvenes y otros por los que un tiempo no muy lejano casi que se pedía prisión perpertua. Por eso no se merecía un final así, siendo claramente perjudicado en las dos acciones claves previamente mencionadas (también hay que decir que no cobraron un claro penal de Arano a Cubero que además era digno de expulsión). Hoy es consuelo de tontos, pero el Globo de Angel Cappa se metió en ese extraño olimpo del que forman parte unos pocos equipos: un subcampeón inolvidable.
Esta tarde el fútbol de Huracán fue intermitente, tal vez por la tensión que generaba lo que había en juego, y prevaleció más esa solidez que llevó a Vélez a lo más alto. Parecía que el Globo lo tenía pero cuando el encuentro entraba en su recta final apareció el Enano de los goles importantes, ese que el año pasado consolidó a Racing en Primera marcándole a Belgrano en la Promoción. Y para festejar por las atajadas claves de Montoya; por esa terrible muralla de Domínguez y Otamendi; por la experiencia de Cubero y Zapata; por el sorpredente Razotti, clave esta tarde en el mediocampo; por los goles de López; en definitiva por todo un conjunto solvente, eclipsado, y tal vez no justamente valorado, por la brisa de aire fresco que le dio Huracán a un futbol cada vez más mecanizado. Y a no olvidarse de Cristian Bassedas, que en su función de manager, fue el arquitecto, jugándose al apostar como técnico por Ricardo Gareca, que le dio su impronta a este Vélez campeón por séptima vez en el plano local.

Foto: Olé

Comentarios

Esteban dL dijo…
el final, lamentable... creo que los 2 merecian el campeonato, pero bueno, como tiene que ganar uno. a mi me hubiese gustado que ganara Huracan
Marco dijo…
ALGUIEN TENÍA QUE GANAR.