Lo primero que pensé cuando escuche que el Burrito había faltado una vez más a un entrenamiento fue: "Pensar que conservar al Rolfi Montenegro nos hubiese salido más barato". Me enojé y maldije la "innecesaria" inversión. Sin embargo cuando escuché con la valentía con la que el Burrito expresó su problema, me sentí un imbécil.Seguro muchos otros habrán reaccionado igual y de ahora en más, como yo, aprenderán (aprenderemos) a no hablar en caliente, a no cometer un pecado propio de un sinfin de argentinos: prejuzgar, hablar de cualquier cosa sin saber, opinar de lo que tocamos de oído. Otros, muchos de ellos periodistas, seguirán por el mismo erroneo camino. Allá ellos. Yo aprendí. El Burrito, sin saberlo, me ayudó. Ojalá lo ayuden a él.
Coberturas: Clarín - Ole - La Nación
Coberturas: Clarín - Ole - La Nación
Comentarios
Lamentablemente, es un gran jugador q no puede desplegar todo el fútbol que él tiene.