El 2006 fue el año del Mundial. Esa competencia que esperamos cuatro años y nos paraliza durante un mes. Y de la que hablamos mucho tiempo antes: ¿quién no se preguntó en la mesa de año nuevo como le iría a nuestra selección o no pidió como deseo en el brindis que la Copa viniera para Argentina?. Sin embargo el título fue para una amarrete pero siempre efectiva Italia y nosotros, una vez más, nos quedamos con las manos vacías. Nos conformamos con el 6-0 ante Serbia, para muchos un triunfo histórico (?), el golazo de Maxi Rodríguez tras el parto que fue eliminar a México y que en juego, tal vez, hayamos sido el mejor equipo. La local Alemania nos dejó afuera en la tanda de penales. Pekerman se equivocó en el momento más trascendente del partido con los cambios y los machetes de Lehman nos mandaron de vuelta a casa. El pobre nivel del torneo lo sintetizó la final entre Francia, que casi no supera la primera fase e Italia que, basándose en una buena defensa y soltándose un poco más en ataque que en otras ocasiones, igual necesitó de una ayuda extra para eliminar en octavos a Australia. ¿Qué más dejó Alemania 2006?.El estrepitoso fracaso de Brasil, el cabezazo de Zidane a Materazzi y la buena actuación de Horacio Elizondo.
En lo que a competencia doméstica se refiere quedaron retazos de todo tipo. En lo estrictamente futbolístico Boca se llevó el Clausura y Estudiantes el Apertura.
El equipo xeneixe fue superior al resto en el primer torneo del año. Por el juego que le inculcó Basile sustentado en la calidad de Gago, la brillantez de Rodrigo Palacio en el ataque, el poder de gol intacto de Martín Palermo, la seguridad de Abbondanzieri más los aportes del Cata Díaz, Insúa y la tranquilidad de que las ausencias no se sintieran con el buen rendimiento de los relevos. Parecía que el año se encaminaba a ser azul y oro con la posibilidad de quebrar el récord de 13 victorias seguidas que ostentaba San Lorenzo tras un gran arranque en el Apertura con goleada histórica al equipo santo incluida. Sin embargo Basile se fue a la selección (todavía no se entiende porque teniendo en cuenta que disputó solo dos amistosos) y, de a poquito, comenzó a escribirse otra historia.
Boca tuvo todo para repetir: cuatro puntos de ventaja a falta de dos fechas, un empate que le alcanzaba para coronarse en la última. Pero era otro Boca. Estaba La Volpe, que alternó buenas y malas, y el xeneixe perdió la posibilidad del primer tricampeonato de su historia. Fue tan históricamente increíble como se le escurrió el torneo y está tan presente en el tiempo, que opacó el buen año del equipo presidido por Macri. Claro que no hay que desmerecer a Estudiantes. Todo lo contrario. El equipo de Simeone confirmó que fue un justo campeón del Clausura. Por el aporte trascendental de Cholo, por lo que transmitió Verón como emblema, por los pies de Sosa, la voracidad de Pavone, la garra de Braña y todo un equipo que tuvo un sprint final envidiable, nunca se dio por vencido y parece con apetito como para seguir haciendo historia.
Del resto es inevitable resaltar a Lanús. Subcampeón del Clausura, sexto en el Apertura, bailó a River en el primer torneo y dejó sin la chance de vuelta olímpica a Boca en el segundo, sumado a una buena actuación en la Sudamericana. Todo con chicos y técnico de la casa.
River fue el fracaso local del año con otra temporada esquiva en títulos. Frustración copera una vez más y una crisis institucional salpicada con hechos bochornosos como la salida de Merlo echado por los jugadores y la exclusión de Germán Lux con declaraciones explosivas contra Passarella que, de no lograr una alegría, difícilmente supere el mes de junio en el banco de River. Lo positivo fue la aparición de Higuaín, ya vendido, y Juan Pablo Carrizo.
Los otros grandes sumaron nuevas frustraciones. Cambios de técnicos, goleadas propias de otras décadas, jugadores con poca chapa para vestir sus camisetas fueron los puntos preponderantes en las “destacadas” noticias de Independiente, San Lorenzo y Racing.
Lo peor del año, más allá del pobrisimo desempeño en las competencias internacionales de parte de nuestros representantes, pasó afuera de la cancha. Hechos como los de Gimnasia- Boca y San Lorenzo-Racing (¿cuando se juega?) con apretadas de los hinchas para lograr que sus equipos fueran para atrás o no jugaran sin su presencia, abrieron un debate que ya pareció estancarse. Ojalá no tenga que pasar algún otro suceso despreciable para ver que solución pone al fútbol argentino fuera del alcance de las mafias. Hoy por hoy parece imposible. Pero es el último día del calendario y siempre es bueno tener esperanzas a la hora de arrancar el nuevo año.
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