UNO A UNO, NO LE HACE MAL A NINGUNO

River y Boca igualaron en un tanto en otra edición del Superclásico. Gallardo, de tiro libre, y Palermo (sin la máscara) marcaron los tantos al igual que en el último choque en la Bombonera.

El equipo de Astrada jugó un buen primer tiempo. Manejó el trámite una vez pasados los diez minutos iniciales, fue profundo en el ataque y controló con solvencia las armas más peligrosas de su rival (Riquelme y Palermo). Boca fue un conjunto desconocido con una pasividad asombrosa para jugadores de su jerarquía, lo que provocó un rendimiento paupérrimo. Ortega erró un penal que fue pero que no debió ser cobrado (había mano de Buonanotte en la jugada) y que tendría que haberse ejecutado nuevamente por un evidente adelantamiento de Abbondanzieri. Minutos después Gallardo marcó de tiro libre estableciendo la ventaja acorde al desarrollo de la etapa.

En el segundo tiempo el partido cambió radicalmente. La expulsión al minuto de Villagra condicionó a River, más allá de que cuatro minutos más tarde Julio César Cáceres vio la roja por un manotazo a Ortega (bien sancionado pero también el jujeño tendría que haberse ido). No había diferencia numérica pero igual el Millonario perdía más: no tenía como reemplazar eficientemente el lateral izquierdo mientras el xeneixe resignaba un hombre que no necesitaba si quería ir en busca de la igualdad. Así los de Basile manejaron territorialmente el encuentro, no fueron profundos en un principio (solo atinaron a remates desde media distancia bien resueltos por Vega) pero a los 18' lograron la igualdad tras un estupendo taco de Riquelme que le quedó servido a Palermo (cuando no) para definir. El visitante tenía más convicción para ganarlo, tuvo varias oportunidades aunque también pudo haberlo perdido (Abelairas pegó un tiro cruzado en el palo) ante un conjunto local que sabía que perdía más que tres puntos en caso de ser derrotado.



En definitiva el resultado fue justo. Dio la sensación que los de Basile hicieron menos de lo que pueden hacer, a la inversa que los de Astrada. Pero fue un tiempo para cada uno, un punto repartido que a Boca no lo deja fuera de carrera y que River no ve con malos ojos dado su patético presente, aunque a ambos les debe haber quedado el sabor amargo de que podrían haberlo ganado.

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